domingo, 1 de mayo de 2016

ME FUERON DE MI PEGA: REFLEXIONES


Como muchos otros cientos de chilenos, fui desvinculada de mi trabajo recientemente lo cual me ha hecho reflexionar respecto del mundo laboral y el empresariado chileno.


Trabajé más de 4 años en una de esas “empresas líderes de la industria financiera”, sobreviví a prácticamente a una reestructuración por año (aka reciclaje de personal, ya me referiré a eso en otro capítulo jijijij), hasta que en el último cambio realizado el pasado agosto, me tocó a mí quedar fuera. Terminé mi día con toda la tranquilidad que me permitió la situación, no hice ningún escándalo, no grité, no lloré, no busqué grandes explicaciones. Simplemente, lo acepté, y abracé a aquellos con los cuales compartí tanto. Nota aparte: no sé por qué siempre en las empresas se piensa que uno podría ser escandoloso…o que el viernes en la tarde es el mejor día para echar gente, “así uno tiene el fin de semana para reflexionar y comunicar la noticia a la familia”, o sea, el mejor fin de semana ever!

Por qué señor mío el trabajo no podía ser sólo cumplir y nada más???!!!!! Nunca pude concebir pasarme la mayoría de mis horas despierta en una actividad que no tuviera sentido. Para mí las personas de la oficina se transformaron necesariamente en una familia laboral con la cual compartimos desafíos, cansancio, frustraciones, éxitos, y miles de risas y anécdotas.

Cualquier empresa con un mínimo de actualidad en sus prácticas querría eso. Las empresas en este país se llenan la boca hablando de “clima laboral”, mueren por un puesto top ten en el ranking Great Place To Work y etcétera otras certificadoras, y les piden a sus trabajadores que no sólo cumplan con hacer su trabajo sino que además lo realicen con una sonrisa en la cara. No les gustan las personas que no llegan en la mañana contentos y con ánimo porque “no aportan al ambiente”, pero éstas no se preocupan por mejorar las condiciones de aquellos aspectos que son importantes para los trabajadores, porque además ni siquiera se pegan la lata de preguntarles: sueldos, bonos, flexibilidad para hacerse cargo de temas familiares, preocupación por las horas de salida y no sólo por la de llegada, etc. Creen que con un buen asado de fiestas patrias o una caja de medias lunas se liman todas las asperezas, haciéndolos sentir que se los toma por tontos y simplones. Es como cuando te invitan a un asado y hay puras hamburguesas, y de las baratitas…en verdad se piensan que uno es weon?

Durante los años que trabajé en la empresa, participé de todas las actividades “extra curriculares”, yo tengo espíritu organizador y me gusta salir de la rutina así que lideré campañas de recolección de útiles escolares y regalos de navidad, hice talleres en la ONG que apadrinaba la empresa dentro de su política de RSE, estuve en comités de preparación de baby showers de cuanta guagua ajena nacía, y etc. Trabajé miles de horas extras, noches en casa y fines de semana, fui a trabajar enferma o recién patiada. Hice todas las capacitaciones y cursos que estuvieron disponibles, incluyendo un diplomado pagado por mi propio bolsillo, con el ánimo de aprender más y aportar de mejor manera en mi trabajo (lesa no?). En consecuencia, creo haber superado lo requerido desde un punto contractual, y sin embargo, a la hora del despido “la empresa” se atiene completamente a la norma, no otorgando un centavo más de lo legal.

Lo curioso es esa percepción de la empresa como una institución abstracta, un ente. Mientras uno está en ella, se te pide que la consideres como una segunda casa, pero al momento en que los gerentes dejan de considerar tu aporte como valioso, inmediatamente éstos se transforman en un ente-“la empresa”- y tú en un “recurso”, olvidando que las organizaciones las hacen personas con nombre y apellido decidiendo estrategias de negocio, reestructuraciones y despidos, influyendo profundamente en la vida de otros, porque un trabajo estructura tu rutina, tiene efectos sobre la vida familiar, la psiquis y la salud, proyectos económicos y otras múltiples dimensiones, haciendo patentes las asimetrías en el poder ya que claramente esos mismos gerentes que participan de tu destino, gozan de otras condiciones, y si se tienen que ir sus indemnizaciones no son de máximo 11 años con tope de sueldo de 90 uf como nos ocurre al resto de los mortales.

Esta institución que es la empresa, tiene además un rol importante en la sociedad, en el país, pero esto se les olvida, sobre todo en situaciones como la actual, donde los medios se llenan de titulares, algunos alarmistas, sobre los efectos de las reformas gubernamentales, cambios en las tasas de interés, etc. Francamente pienso que el gran empresariado chileno, dueños de holdings, retailers, bancos, y demases viven en una absoluta mezquindad, siempre alimentando el miedo de potenciales crisis económicas, sobrerreaccionando a anuncios y amenazando a los gobiernos con despidos masivos y paralización de proyectos de inversión cuando ninguna de ellas ha perdido dinero, puede que su crecimiento no sea lo esperado por sus directorios, pero teniendo utilidades de miles de millones, para mi gusto es razonable dudar de los despidos que ya se han realizado y los que se vienen anunciando. Para el trabajador eso significa vivir con miedo a quedar cesante, y con los despidos, trabajar más por la misma plata (qué conveniente no?), porque en esa situación cómo se le va a ocurrir a la gente pedir un reajuste de sueldo, qué atroz falta de compromiso, con lo cual no me sorprende la cantidad de gente desmotivada que llena escritorios y que declara “es una pega nomás”, no queriendo dar ni un centímetro más de lo que le piden, llevando al típico juicio de que los chilenos son poco productivos. 

Muchas de estas mismas compañías promocionan sus políticas de RSE con bombos y platillos pero son sólo declaraciones vacías cuando ellos mismos no contribuyen a la humanización del mundo del trabajo.


Hoy me encuentro “en búsqueda de nuevas oportunidades laborales” y si vuelvo a emplearme tengan por seguro, que aunque no dejaré de pensar lo que aquí expongo de una manera un poco burda, seré la misma trabajadora incansable, proactiva, colaborativa y comprometida con la excelencia que siempre he sido, porque así me educaron y porque creo en la construcción de una mejor sociedad, más humana y más productiva. Porque obvio que soy lesa y no puedo evitar creer en el viejo pascuero maldición!

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